viernes, 17 de octubre de 2008

Doble rasero

Hoy Dios ha hablado a los obispos. Tener un hijo genéticamente compatible para poder salvar a otro es un asesinato, un crimen contra la humanidad, casi un genocidio. Se trata salvar la vida de un hijo socavando el derecho a la dignidad y a la vida de otros fetos. El argumento es impecable desde un punto de vista católico: Dios confiere la vida al feto y el hombre no es quién para arrebatarla. Es un argumento válido pero con una premisa lógicamente refutable: Dios existe.

Mientras en el Vaticano...Benedicto XVI defiende el proceso de beatificación de uno de sus antecesores, Pío XII, considerado por muchos un papa antisemita. Durante todo el tiempo que duró la II Guerra Mundial, Pío XII no condenó el régimen nazi.

Resulta ofensivo oír esta clase de manifestaciones por parte de la alta curia. El ver como una institución que ha perdurado a lo largo de siglos pasando por encima de la vida y de la dignidad de millones de persona haga éste tipo de proclamas. Y más en un país en donde la Iglesia Católica ha ido de la mano con una dictadura durante 40 años. En una sociedad que va camino de ser laica, las creencias religiosas deberían permanecer en su ámbito natural: en las propias conciencias de sus fieles.

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